Alborada
Fenezco...
Ya en la hora dorada
Cuando el sol se esfuma,
En pleno ocaso
Cada día.
Como es la costumbre
A veces en calma
A veces en agonía,
Se disipa mi alma.
¿Qué razones doy?
Si el cerebro no clama,
Sino mi corazón
El que espera la epifanía.
Desvanezco,
Lo digo en serio
Cual astro en la lejanía
Por falta de amores
Y con las manos vacías.
Fundiendome en penumbra,
Escondida,
Atenta en la espera,
Orando al Dharma.
Allí, guarecida,
La esperanza declama
Una sorpresa que despierte
Lo que mi deseo decía.
Un complemento
Que el sentimiento ceñía,
Ser evocada
Como el sol,
Ahora en la alborada.
Por: Abril Martz Parra.
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